sábado, 23 de abril de 2016

La Posthumanidad



Foto: producción propia. Ciudad de La Habana, Cuba. Diciembre 2013


Sí, ya sé que hay mucha gente que le suena muy mal lo de la "postmodernidad", ¡cómo os sonará lo de "posthumanidad".

Bueno, ese es posible que sea un período histórico -el actual- que convive con el postmoderno y también -¡cómo no!- con el moderno. Se caracteriza por una hibridación ya quasi total entre lo biológico, lo social y lo tecnológico. Diferentes autores se ocupan del asunto. Destaco a Donna J. Haraway (1991, 1997, 2008) y Heidi Figueroa Sarriera*. 

Pero constatar esto supone también un cambio en la mirada epistemológica; un cambiode mentalidad, si se quiere,

Ahora ya en la Postmodernidad, la globalidad y el posthumanismo no podemos seguir pensando como pensábamos hace pocos años. Ni actuando igual. Se hace precisa una renovación a fondo de los supuestos de lo psíquico. Sin olvidar el pasado y sin dejar de mirar al futuro. Nuestra mentalidad no nos es ajena. Somos nosotras y nosotros quienes la construimos (Seguí, 2015, p. 210).

Te cuento una cosa. Una estudiante me pregunta cómo podemos acercarnos a las pruebas psicométricas en Psicología desde las Prácticas Colaborativas y Dialógicas (PCD); desde la ideas, digamos, postmodernas. Me permito darle unas opiniones personales diferentes entre sí: 

a) En mi opinión, las pruebas psicométricas no sirven para nada. Son indicadores generales que no se acercan a la realidad de quien consulta.

b) Si para quien consulta sirven, entonces sí que sirven.

c) Si sirven para abrir posibilidades conversacionales, entonces también siven.

La primera, aunque no lo parezca a primera vista, es una opción plenamente inserta en el positivismo -en este caso 'anti'- de la modernidad. Estoy negando la utilidad de algo que la Ciencia oficial considera oportuno e imprescindible para el estudio de nuestras mentes y enfermedades mentales (sic). Tengo todo el derecho del mundo a opinar eso. Y a no usar las pruebas psicométricas o de otro tipo en mi práctica profesional. Y esa es una postura de negación tan válida como la de aceptación. Modernidad.

Algunas y algunos hemos aprendido con el Construccionismo Social (CS) y las PCD que hay alternativas a esto. Esas tendrían que ver con mis opiniones 'b' y 'c'. Más o menos, no "esto o lo otro"; si no "esto y lo otro". Postmodernidad.

Ambas posturas, incluso como historicidad, conviven. Y yo me aclaro mejor con la segunda. Sin desdeñar algunas cosas de la primera. 

A veces, una/o ha de tomar decisiones. Por ejemplo, ante la pregunta ¿dictadura o democracia? Adopto una postura moderna y digo: opto por la democracia (como menos malo de los males). Desde una postura posmoderna diría: vamos a ver qué de bueno (consensuando antes qué es "bueno") puede tener la dictadura y qué la democracia y vamos a tratar de co-generar un sistema político nuevo. Ambas me llevan a decidir sobre un dilema determinado, el sistema político que prefiero, en este caso. Y eso está bien en la práctica, ya que me ayuda a disponer de referencias; referencias necesarias para llevar una vida más o menos equilibrada.

Pero... Hay otras posibilidades. Por ejemplo, ¿qué pasa si "ni lo uno ni lo otro"? ¿qué pasa si digo "ni dictadura ni democracia"? ¿Qué posibilidades se abren? ¿O se cierran? ¿Cómo podría entenderme con los demás desde esta postura? ¿O no entenderme?

¿Podría ser que 

- "Esto y no lo otro" > Positivismo> Modernidad

- "Esto y lo otro" > Relativismo > Postmodernidad

- "Ni esto ni lo otro" > Nihilismo > Posthumanidad?

¿Cómo enlazo el nihilismo con lo posthumano? ¿Cómo es que se me ha ocurrido eso cuando estaba buscando nombre a la postura de "ni lo uno ni lo otro"? Bueno, en este caso a lo mejor el nombre es lo de menos. ¿O no?

El nihilismo nos lleva necesariamente a la hibridación total, característica moral de la posthumanidad. A la anomalía política. Digo 'anomalía'; no 'anomia'. Aunque también. Que la posthumanidad sea anómica ya nos lo han demostrado los poderosos, los oligarcas. Volver a una cierta normalidad depende de nosotras/os. Ahora. Ya.

Las víctimas genético/sociales de esta anomalía son representación de la opulencia, de lo que sobra; pero también de la desaparición de los límites. El carácter psicológico de lo balumbero como concepto es adquirido a lo largo de una socialización hipersaturada, en la que no importa nada más que la digestión del espacio y también del tiempo, en una (a)tracción fatal hacia el vacío. Es un consumo profiláctico, silicónico, exagerado. Todo se encapsula en gigantescos condones mentales, se muestra en descomunales tetas de  silicona, se acompaña de viagra para todo. La satisfacción grotesca y ridícula de los siete pecados capitales (modo metáfora On) -lujuria, gula, avaricia,…- conduce irremediablemente al vacío. Ya no hablamos de los sanos excesos dionisíacos que nos proponía Nietszche, sino de un penduleo exagerado y constante entre esos pecados capitales y la supuesta pureza espiritual New Age; que se ajuntan. Y esto forma una parte fundamental de mi hipótesis: ¿qué hay más allá del vacío, de lo súpergrotesco, de la hipersaturación? (Seguí, 2015, p. 198).

¡Saludos!!!

Referencias:


Haraway, Donna J. (1991). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Madrid: Cátedra.
Haraway, Donna J. (1997). Testigo_Modesto@Segundo_Milenio.Hombre_Hembra©_Conoce_Oncoratón®. Feminismo y tecnociencia. Barcelona: Editorial UOC.
Haraway, Donna J. (2008). When Species Meet. Minneapolis: University of Minneapolis Press. 
Seguí Dolz, Josep (2015). Mentalidad humana. De la aparición del lenguaje a la psicología construccionista social y las prácticas colaborativas y dialógicas. Amazon Independent CreateSpace.

* Para acceder a alguna de sus publicaciones pinchar aquí.

sábado, 9 de abril de 2016

Cruzada de cables


¡Jajajajajajajaaaaaaa! Esto sólo me pasa a mí (es un decir)...

Estoy con mi próximo artículo para publicar, "La moda del construccionismo social en España. Si perdemos la crítica lo perdemos todo. O, un poco de sociopolítica, por favor" (título provisional) y se me han cruzado los cables (ver justo al norte de la foto de ahora mismo).

Pues eso, que estoy escribiendo y escribiendo y documentándome y tal y voy y me digo: "¿por qué no revisas las normas de publicación?". Lo hago y, jajajajajaaa, resulta que el tamaño de letra que piden y el espacio son bastante más grandes que los que estoy usando. Selecciono todo, aplico los que solicitan en las normas... Y... ¡ya me he pasado bien pasado del número máximo de páginas que piden! Y eso que aún me faltan bastantes cosas que contar...

Bueno, yo sigo. Si eso, lo dividiré en dos y los enviaré por separado, jejejejejejeje.

"Pero quiero rescatar un párrafo del escrito del catedrático que, aún publicado en el 2005, me parece de una tremenda actualidad. Al menos para los fines –si los hay- de este capítulo: “La cuestión ahora es, después de más de veinte años, ¿aún mantiene el construccionismo la misma carga de rebeldía? O por el contrario ¿estamos delante de una nueva forma de ortodoxia?” (pág. 1).
Si el CS es ortodoxo, estamos muertos. Si hemos perdido la crítica, como digo en el título, lo hemos perdido todo.
De nuevo, no".

El catedrático a que me refiero es el Doctor Lupicinio Íñiguez. Y su escrito es: (2005). Nuevos debates, nuevas ideas y nuevas prácticas en la psicología social de la era 'post-construccionista'. Athenea Digital, 8.

¡Saludos!!!